Pilar lleva más de 20 años dedicada a la escultura y ha hecho varias exposiciones individuales, como la que presentó en el Consulado de Chile en Nueva York. Su acercamiento a la escultura partió con la cerámica gres, pero pronto se enamoró del bronce y sus posibilidades. En su trabajo, los árboles son una constante, con sus formas alargadas e imponentes. “Mi mayor recurso es la contemplación, mirar los árboles, la tierra; si hay una imagen, pegarla en una carpeta. Me gusta mucho usar la croquera, siempre ando con una a mano. Recorto imágenes que me gustan. Así empiezo a buscar dentro mío y veo qué pasará en el lenguaje de la escultura”, dice.