Como tejidos que se construyen tras la repetición de un punto, las obras de Amelia Campino también nacen desde la repetición sucesiva de un movimiento. “Mi trabajo nace a partir de la investigación del dibujo. Inicialmente me aferro a la idea de la línea como la huella de una sucesión de puntos, ya sea en el plano o en el espacio. Luego la línea se transforma en volumen y genera campos tridimensionales, en los que el espectador pasa a ser parte de la obra. Es él quien la completa en su recorrido”, declaró.