“Creo que la memoria es una construcción narrativa, y que cada vez que recordamos contamos una nueva historia. Cada recuerdo es un nuevo recuerdo. Recordar implica la producción de objetos, que no son repositorios estáticos sino disparadores dinámicos de la percepción a través de los cuales se activa el recuerdo. Hay una relación dialéctica entre estos y la memoria, donde ambos se condicionan”, dice la artista chilena Andrea Wolf, quien vive y trabaja en Nueva York.
Sus obras consisten en una constante investigación entre la relación existente entre la memoria personal y las prácticas culturales de recordar. Lo realiza a través del uso de material encontrado. Videos caseros, álbumes familiares y postales, con tecnologías digitales, manipulaciones algorítmicas, instalación y narraciones transmediales.