Formada en la Universidad Católica y en Parsons School of Design, en Nueva York. Magdalena ha hecho de la plasticina su medio, logrando enormes y sorprendentes instalaciones sobre muros. A través de estos reflexiona en torno a la deconstrucción del color.
Su trabajo intenta conectar el ámbito de lo ideal, de lo anhelado y de lo incorpóreo con la dimensión vivencial y existencial de la cotidianeidad, con sus accidentes y su realidad concreta.
“Algunas constantes en mi trabajo son la tensión entre lo racional y lo emocional, lo personal y lo colectivo, lo existencial y lo banal, lo formal y lo simbólico. Nociones que exploro con un énfasis particular en los materiales y procesos empleados, los que pertenecen a usos y tradiciones específicas y cargan con significados y asociaciones relativos a esos orígenes”, declaró.