Mario Morales es de esos artistas jóvenes a los que hay que seguir sí o sí. Riguroso y obsesivo por el orden, en su obra se puede recordar el trabajo de grandes del arte cinético, como Matilde Pérez o Victor Vasarely. La simetría es parte importante de las imágenes que salen de su cabeza, así como también, la perfección de la técnica, que atrapan y casi hipnotizan al ojo. “La abstracción geométrica se transforma en el lenguaje principal. Construye la obra en base a códigos visuales simétricos que describen imágenes e historias sin una representación literal”, dice.