Matías formó parte de la Promoción de los 80, junto a artistas como Samy Benmayor, Bororo y Jorge Tacla, que buscó recuperar la práctica del oficio del artista pintor. Su obra se ha caracterizado por ser bastante sintética, con tendencia a la reflexión. Los árboles, lunas, soles, agua y animales (o bestias, cómo el mismo las llama), son elementos clave de los escenarios oníricos que crea, verdaderos paisajes minimalistas, que atrapan. «La pintura es contemplación. Es mucho más el tiempo que pasas definiendo colores y formas, concibiendo equilibrios o mirando, que pintando. La pintura que me interesa tiene que delatar mi personalidad auténtica; si no, se transforma en algo que no eres. Si te dejas llevar por la moda, algo que puede ser muy tentador, quedas vacío».
