Cuesta encontrar personas que trabajen con el junco hebra a hebra, pero Maritza lo hace con una paciencia y dedicación infinita. Es amorosa, madre de tres hijas y su trabajo es de esos datos que dan ganas de compartir siempre.
Un tremendo hallazgo, perfecta para restaurar por ejemplo las clásicas sillas Viena que han visto tiempos mejores.






