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La silla parisina que cumple 100 años sin perder una gota de vigencia

Aunque su creador sigue siendo desconocido, la silla icóno de París se ha transformado en parte del patrimonio de la ciudad. A 100 años de su creación, repasamos su historia y mágicamente nos transportamos a la Ciudad de la Luz. Allez!

Por. Valentina de Aguirre

Hay pocos muebles tan icónicos como las clásicas sillas verde oliva que están en el Jardín de Luxemburgo en París (y en otros lugares más de la ciudad). Basta leer esa línea para que la imagen de la silla metálica donde cualquier parisino o turista ha descansado después de una larga caminata llegue rápidamente a la mente.

Mandadas a hacer originalmente en 1923 por la ciudad para amoblar los parques de París, han conquistado al mundo con un diseño de líneas depuradas y simples, pero completamente atemporal. Hoy, 100 años después de su estreno en sociedad, la silla Senat –nombrada así por su mandante original– sigue estando tan vigente como entonces y ya son parte del patrimonio parisino, de eso no caben dudas. 

Es que ver una de estas sillas es transportarse a la capital francesa. Una invitación a detenerse y disfrutar. Leer, dormir, o simplemente relajarse mirando el paisaje en una de ellas es parte obligada de cualquier viaje. Y aunque su diseñador original es un misterio, siguen poblando los parques de París. 

Desde principios de los 90, la fabricación de las sillas está a cargo de la empresa francesa Fermob. Eso sí, las que vemos hoy no son exactamente las mismas: a principios del 2000 el Senado francés licitó la creación de nuevas sillas. “Fotografié todos los modelos, tomé todas las dimensiones y dibujé en papel todos los asientos del jardín: la silla, el puente, el sillón bajo. Más allá del placer, fue sobre todo una oportunidad para descubrir sus secretos de fabricación”, cuenta el diseñador Frédéric Sofia, quien fue el encargado de crear la nueva generación de sillas parisinas para Fermob. Con nuevos reposabrazos y nuevas curvas, tras un año de reflexión Sofia le dio nueva vida a un clásico. “Es una silla revisada de arriba a abajo, más acogedora, más generosa, que no corta ni los muslos ni los brazos”, explica el diseñador sobre la línea de sillas Luxembourg, como fueron bautizadas.

Después de 10 años de éxito ininterrumpido, las sillas Luxembourg se pueden encontrar en más de 20 colores, distintos modelos e incluso en una versión para niños. Ya no solo están en los jardines de París, sino también en lugares como Harvard y en las más variadas terrazas y cadenas de comida rápida. Y aunque sus curvas se modernicen y la paleta de colores se amplíe, no hay una tan icónica como la clásica verde oliva. Y si es con vista a los mejores jardines de París, mucho mejor.

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