Por. Valentina De Aguirre
Decir que Pablo Picasso fue el artista más revolucionario del siglo XX a estas alturas es casi una obviedad; sus obras hablan por sí solas. Pero si hay algo que nos encanta de él, más allá de su legado artístico, es cómo logró traspasar toda su genialidad a su vida entera. Su forma de vestir, sus casas, su estilo único y encantador. Este 8 de abril se cumplen 50 años de su muerte y en The Little Black Guide no podíamos quedar fuera de esta conmemoración.
Su estilo inconfundible, con sus poleras listadas, sus alpargatas tan españolas y esa mirada intensa, son su sello, y una muestra más de esa creatividad desbordante que lo define. Igual que sus casas, ese espacio íntimo donde desarrolló su obra y donde disfrutó. Mas de Notre Dame de Vie, su última casa en la Costa Azul –también fue conocida como La guarida del Minotauro, porque fue ahí donde Picasso pasó sus últimos días– es pura inspiración. Esta casa de campo con vistas a la bahía de Cannes, que compró como regalo de matrimonio para su esposa Jacqueline Roque, fue diseñada por el mismo Picasso. Con techos altos, colores cálidos y mucha luz, es un lugar inolvidable. Incluso el jardín fue diseñado completamente por el artista malagueño, lleno de olivos y lavandas, y espacios para relajarse, pasear y desconectarse.
También está el castillo medieval en Vauvenargues, cerca de Aix en Provence, en Francia, donde el artista vivió entre 1959 y 1961 y donde está enterrado junto a Jacqueline. Se dice que el interés de Picasso por este lugar nació cuando descubrió que Cézanne había pintado esas montañas. El castillo, que ha sido abierto ocasionalmente para poder ser visitado por el público, tiene incluso hoy algunas obras más cotidianas de Picasso, como la cabecera de una de las camas que pintó con rayas verdes y amarillas, o un antiguo bufet que pintó varias veces con óleo.
Y por supuesto está también La Californie, la casa en Cannes donde el mismo Picasso confesó haber vivido los años más felices de su vida, entre 1955 y 1960. Esa gran construcción de la Belle Époque, con un gran jardín de palmeras y eucaliptos, fue donde Picasso logró combinar magistralmente la vida y el arte, sin muchos límites. “Es una estancia abigarrada y llena de objetos que se funden y confunden unos con otros, que había sido organizada por Jacqueline como almacén, lugar de exposición y recepción de amigos y hasta de vida íntima”, describió el historiador Juan Carrete.
Ya sea por su obra, sus casas y todo lo que creó, Picasso nos sigue inspirando hasta hoy.
Nos sacamos el sombrero ante este artista intenso y revolucionario.
