Por. Catalina Darraidou
A medida que se fue metiendo debajo del agua, comenzó a fascinarse cada vez más con los diseños, colores, luces y texturas del mundo submarino. La diseñadora Jacinta Darraidou empezó buceando en las costas del norte y centro de Chile, y a sus treinta años ha viajado y se ha sumergido en diversos proyectos y mares. Su trabajo de título para la Universidad Católica presentó un recorrido en tierra para dar a conocer un santuario marino en la zona de Matanzas, y desde entonces, la mayor parte de los proyectos en que se ha involucrado han buscado dar cuenta del rico patrimonio natural de Chile: «Me resonaron mucho las palabras del biólogo marino Juan Carlos Castilla que afirma que nuestro país, no el largo y angosto, como suele decirse, sino largo y ancho, pues tenemos millas y millas de mar. ‘Chile es mar’, dice Castilla y a mí me entusiasma mucho la idea de concientizar respecto de esta riqueza y ponerla en valor», sostiene la diseñadora. «Debiéramos tener mucha más cultura marina de la que tenemos y, por eso, para mí es interesante proponer a partir del lenguaje del diseño, nuevas formas de hablar de nuestra geografía. Estoy convencida de que transmitir su belleza es un paso importante en el cuidado y conservación de la naturaleza», agrega.
Jacinta fue una de las fundadoras de Broca, estudio que desarrolla muebles e interiorismo a partir de materiales nobles y bajo el concepto de biofilia y, tras cursar un magíster en Diseño del Espacio Interior en la Escuela Elisava de Barcelona, se lanzó con su propio proyecto, Fazlamare, que busca desarrollar objetos utilitarios y artísticos a partir de percepciones de la naturaleza, en particular, del fondo marino: «Me sirvió mucho la experiencia en España para identificar gustos, intereses y pasiones y atreverme a hacer algo propio. Fue tanto lo que pude absorber a través de la experiencia universitaria, los museos, las ferias, las tiendas y todo lo que para allá, que fue casi una necesidad lanzarme con Fazlamare, que es una plataforma para experimentar con todo aquello que tanto he contemplado y tanto me ha fascinado siempre: el mar».
La primera línea de productos de la marca es la colección Pleamar, que presenta cinco modelos de espejos de distintos tamaños y acabados, algunos que reflejan con nitidez y otros que más bien son decorativos. Usando fotografías del fondo marino y estudiando algunas especies endémicas tales como picorocos y piures, la diseñadora experimentó con el tratamiento de ácidos, nitratos, cobres y pigmentos, lo que dió lugar a piezas únicas que buscan evocar distintas sensaciones. Para lograrlo trabajó en colaboración con el maestro artesano del vidrio . Ricardo Mondino y su pareja Giselda Cortéz: «El trabajo artesanal del vidrio es muy caro y es poca la gente que sabe. Tuve mucha suerte de encontrar un equipo para aventurarse en esto de crear espejos con formas orgánicas y probar con químicos para llegar a a distintos resultados», explica Jacinta. «Yo quería dar cuenta de esa magia medio hipnotizante que producen los destellos de la superficie del mar, y creo que con los juegos de los diferentes espejos lo logramos». Restorantes, hoteles y clientes particulares se han fascinado con la colección que ha sido destacada en diversos medios relacionados con decoración e interiorismo, entre ellos , la revista Arquitectural Digest en su versión española.
Otro proyecto interesante de Fazlamare es la colección Submareal, que consiste en objetos de vidrio soplado inspirados en esponjas y corales, que pueden ser decorativos o utilizados como floreros o joyeros. «Me asocié con el médico cirujano Francisco Saitúa, cuyo hobby es el vidrio soplado. Como es un proceso difícil y peligroso , hay muy poca gente que lo hace. Este doctor se fascinó hace años con el trabajo del gran artista estadounidense Dale Chhihuly, tomó cursos en el extranjero, y ya es capaz de lograr cosas increíbles. El me enseñó las técnicas y juntos nos lanzamos con la elaboración de estos «tesoros marinos, como los llamamos», cuenta Jacinta.
Una tercera pata de la marca Fazlamare lo constituye el proyecto Noctiluca Lamp, una lámpara elaborada a partir de pergamino y fierro que evoca las formas y destellos de las noctilucas, organismos microscópicos que se alteran con el movimiento de las olas produciendo luz: «En Chile este fenómeno se puede apreciar en algunas playas del norte, como la Playa Blanca, y también en costas de la Patagonia. Mi idea fue generar una fuente lumínica cálida que evocara la belleza de estas noctilucas. Me asocié con la empresa de iluminación LFC y ellos me ayudaron a implementar el sistema LED apropiado para mi diseño. Me interesa mucho esto de crear alianzas para desarrollar productos nuevos recurriendo a los expertos para llegar a las mejores soluciones para cada caso».
Si el mundo vuelve a ser un lugar más seguro pronto…, tanto los espejos de la colección Pleamar como los tesoros marinos en vidrio soplado y la Noctiluca Lamp podrán ser apreciados en la esperada Feria Materia, a realizarse en noviembre de este año en el Barrio Italia. Mientras tanto; información, fotos y contacto en FAZLAMARE
. La visita vale la pena sobre todo en estos días, cuando el mar es algo que seguro muchos echan de menos …