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En Búsqueda de la felicidad

Bajar el estrés, descubrir la emoción del sentido de la vida y cuidar nuestros pensamientos, ideales que puedes crear diariamente en tu vida dándote espacios y momentos de calma y paz rodeado de un ambiente cálido que te haga sentir pleno para practicar la atención del presente. Es encontrar los detalles que dan bienestar para sentir el secreto de la felicidad.

Por. Andrea Benkö

Mucho se habla de la preocupación de la salud mental pero poco se sabe de cómo mejorarla con un simple cambio de actitud frente a la vida para encontrar la felicidad con las pequeñas acciones, cosas y momentos. Calmar nuestros pensamientos y darnos un tiempo diario, un instante, de quizás solo unos minutos, para vivir el presente y desconectarnos del pasado y de la ansiedad del futuro.

Hay un cambio de paradigma; la forma de ver, vivir y sentir la vida es estar hoy, estar presente, aquí y ahora. Y hay dos conceptos intangibles, Mindful y Hygge, distintos en su origen y en su forma, pero con la misma idea final, que son justo lo que necesitamos para lograr encontrar la paz y sanar.

Estos dos enfoques tratan, de alguna manera, de bajar el ritmo de la vida y de darnos un respiro, sin pensar que es una pérdida de tiempo, sino como un espacio de sosiego o un momento para la recuperación personal, necesidad fundamental para el ser humano, consiguiendo la atención plena, centrándonos en lo que está sucediendo hoy y ahora.

Ese estado o momento de desconexión se logra con el Mindful, un concepto que trata sobre los espacios de tranquilidad que nos hacen sentir en paz y nos enseñan a encontrar nuestra identidad para cambiar la percepción del hoy, vivir con más benevolencia dándole importancia al sentido de la vida empezando por nuestros pensamientos y al valor que tienen las palabras con su poder transformador para curar.

Y así mismo, el Hygge, un concepto que nace en Dinamarca, el país más feliz del mundo según el informe anual de la felicidad de la Organización de la Naciones Unidas, trata sobre el confort del alma en la paz del hogar, lugar donde nos sentimos seguros, protegidos y donde podemos bajar la guardia. Es ahí donde podemos sanar y mejorar nuestra calidad de vida al fijarnos en la satisfacción de la vida y la felicidad afectiva en el hogar por medio de emociones positivas.

Gracias a sus métodos podemos planificar y preservar la felicidad un poco todos los días. Su significado está en el alma de los daneses en la actitud del bienestar y pasar tiempo con la familia. Ahí nace el sentimiento de unidad, de crear ambientes agradables y aprender a disfrutar de las cosas sencillas.

En esta búsqueda de la felicidad, la paz interior y vivir sanos física y mentalmente se puede lograr no solo con un cambio de actitud o ganas de mejorar, también el ambiente que nos rodea en nuestra casa puede ayudar a estimular el regocijo que necesitamos como personas para sentirnos plenos. Quizás disfrutar solo de unos momentos diarios de una taza de té en un rincón de nuestra casa, cálida, acogedora, decorada con cariño y donde te sientas en paz, es el momento de más descanso para tus pensamientos y mayor plenitud mental.

Entonces, ¿cómo llevamos a la práctica cada uno de estos conceptos? El Hygge, como lo describe Meik Wiking, director ejecutivo del Instituto de la Investigación sobre la Felicidad de Copenhague, en su libro, trata sobre cómo alcanzar la felicidad con las pequeñas cosas, como una vela encendida, con su luz indirecta y cálida; preparar una comida sencilla, pero servida con estilo y diseño; una iluminación no precisamente para iluminar, sino para dar ambiente con varias pequeñas lámparas de baja intensidad y no una sola, son detalles clave para esa calma y armonía. “Las mejores cosas de la vida son gratis”, alude Wiking, porque asegura que el hygge es humilde y sencillo. Lo que hace es crear la atmósfera de la emoción para que se dé una conversación, enfatizando los placeres sencillos.

Tal como escribe Wiking en su libro, “el Hygee se vive en familia acurrucados en un cómodo sofá para ver televisión”. Podríamos decir entonces que el concepto se centra en los detalles del bienestar, con la luz, la ropa, la decoración para compartir con los que amas y sentir el secreto de la felicidad como modo y filosofía de vida.  El cuidado por el bienestar es parte de la cultura danesa.

La decoración es fundamental para sentirse a gusto y existen tips que no pueden faltar en una casa Hygge: los cojines y mantas, las velas, la presencia de lso materiales nobles, especialmente la madera, en los objetos de diseño, una chimenea o una estufa para nosotros, los colores neutros que dan calma y, lo más importante, el Hyggekrog: un rinconcito donde leer un libro y tomar una taza de té. Un lugar pequeño que rememora una cueva, donde nos sentimos seguros y donde tenemos el control, es donde podemos descansar.

El mindfulness, en cambio, está enfocado al tiempo, es practicar momentos de calma para mejorar la calidad de vida de las personas, dejando a un lado las creencias, filosofías y religiones de cada uno. Se trata de generar en el día a día espacios de paz, porque cuando logras estar en paz, vives el presente y no como en piloto automático o desconectado de la vida misma. Es un estado que va más allá de la meditación o del yoga, aunque ambas son vehículos que puedes utilizar para llegar al estado mindful.

Es como escribió en sus libros sobre el Mindful el Dr. Benson Herbert, que dedicó su vida a estudiar sobre la relajación de la mente y el cuerpo, en aplicar la curación de la espiritualidad a la medicina tradicional occidental. Sus estudios en la Universidad de Harvard lo llevaron a la investigación de la eficacia de la medicina conjunta de mente y cuerpo para contrarrestar los efectos nocivos del estrés, que hoy se imparten en la clínica que lleva su nombre en Boston, sobre la meditación y reflexión para llegar a la dimensión profunda de mantener la calma.

No se trata de una revolución en el campo de la medicina, porque no es obviar la medicina, sino mirar más allá; es complementarla con la reflexión y momentos de paz diaria, es explorar la dimensión más profunda del ser humano desafiando la mente racional y ampliar en ver lo que está más allá de nuestra forma de pensar con la razón.

Otro gran estudioso del tema, el profesor emérito en medicina Jon Kabat-Zinn, creó la clínica de reducción del estrés en el Hospital de la Universidad de Massachusetts, donde comenzó a usar estos momentos de calma como terapias para mejorar la salud de sus pacientes, reduciendo la ansiedad, aumentando los niveles de concentración y de memoria y, lo más destacado, para aminorar el dolor. En su libro, Vivir con plenitud las crisis, describe cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y la mente para enfrentarnos al estrés, el dolor y la enfermedad.  

Lograr el estado mindful es complejo, existen variadas herramientas, como la meditación y el yoga que ayudan, al igual que un ambiente que invite a la paz, pero se requiere de mayor desconexión para que los pensamientos logren relajarse y se llegue a sentir ese momento de espacio íntimo con solo unos minutos diarios para  olvidarnos de las preocupaciones de la vida. Se puede alcanzar con práctica y disciplina diaria.

Vivir en estado mindful todos los días en nuestra vida es hacernos entender que cuidar de nuestro cuerpo es cuidar también de nuestros pensamientos para una paz y felicidad integral. Es como decía Benjamin Franklin en una de sus célebres frases: “La felicidad humana no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”.

La clave de la felicidad, al igual que la clave del éxito, no existen, pero sí hay formas y caminos fáciles para encontrarla y vivirla. Seguir los concejos de estos conceptos y aplicarlos en nuestra casa y en nuestra vida pueden ayudar a nuestro bienestar, al alma y en conjunto a una mejor sociedad. Se trata simplemente de vivir a gusto para ser feliz.

LOS INVITAMOS A ENCONTRARSE CON LA INTIMIDAD DEL ALMA

Y CREAR ESPACIOS QUE NOS INSPIREN PAZ Y FELICIDAD.

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