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Jane Birkin y su inigualable joie de vivre

Actriz, cantante y todo un ícono de estilo, Jane Birkin tenía ese je ne sais quoi tan difícil de describir, pero tan seductor a la vez. Con su flequillo y canasto de mimbre, la inglesa avecindada en París logró seducir al mundo entero.

Por. Valentina de Aguirre

Una de las historias fascinantes que rodearon la vida de la actriz y cantante Jane Birkin es la que le dio origen a la cartera de Hermès que lleva su apellido. Y es que dice tanto más… En 1984, en un viaje desde París hacia Londres, a Jane se le dio vuelta su canasto de mimbre, donde llevaba el mundo entero. Mientras recogía cada una de sus pertenencias y explicaba que no podía encontrar una cartera de cuero que tuviera el espacio suficiente, justo a su lado estaba Jean-Louis Dumas, director ejecutivo de Hermès. Inspirado por este incidente, le ofreció diseñar un bolso a su medida, que nació poco después tras un bosquejo de Jane. Así nació la famosa Birkin Bag, símbolo de estatus, codiciada por miles y escasa por definición. 

Y aunque la cartera que lleva su apellido es el epítome de lujo, Jane estaba lejos de eso. Ícono de estilo, tenía ese mix elegante, pero sin esfuerzo, tan parisino, con la informalidad más londinense. No era raro verla con jeans y una polera blanca o con un simple mini vestido o sus clásicos shorts. De hecho, alguna vez confesó que compraba ropa a menudo, pero dormía con ella por un par de semanas para lograr ese look más gastado y con personalidad. “Sexy, relajada y elegante”, como la describió la revista L’Officiel tras su muerte, hace poco más de un mes, a los 76 años. O como dijo el presidente Emmanuel Macron: “Porque encarnó la libertad, porque cantó las palabras más bellas de nuestro idioma, Jane Birkin fue un ícono francés”.

Nació en Londres en 1946, pero se fue a París a fines de la década del 60 y de ahí no se movió más. Se instaló en el barrio Saint-Germain-dès-Près y lo convirtió en su hogar por más de seis décadas. Primero vivió en una pequeña casa junto a su pareja, el compositor Serge Gainsbourg –con quien grabó la polémica Je t’aime… moi non plus–, en la calle Verneueil. Ahí, la pareja cool del momento, cubrió el frontis con graffitis, y en el interior lograron un mix de sus dos estilos: el francés y el inglés. Entre el piso de parquet y los quilts, la casa se ha mantenido igual desde la muerte de Gainsbourg en 1991, y de hecho se abrirá como museo en septiembre de este año (aunque las entradas ya están agotadas).

También vivió en un departamento en la calle Jacob, tras separarse del director Jacques Doillon, a pocos metros de la casa que compartió con Gainsbourg. Según la revista House and Garden, este departamento era “una maravilla de inspiración campestre francesa”, donde abundaban las antigüedades, los tesoros de los distintos mercados de las pulgas y los papeles murales llenos de diseños y colores. 

De su último departamento, donde vivió hasta su muerte, no se sabe tanto, pero debe haber sido una muestra más de su innegable estilo. Como dijo Anne Hidalgo, la alcaldesa de París: “La más parisina de las inglesas nos ha dejado. Nunca olvidaremos sus canciones, su risa ni su acento incomparable”. Y por supuesto, tampoco olvidaremos ese look, el flequillo y el canasto de mimbre.

Au revoir, Jane.

		

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