Por. Andrea Benkö
Compartir en una buena mesa con los seres queridos, en un entorno donde florecen las flores y afloran las risas, son los momentos donde se dan las más entretenidas conversaciones y las largas sobremesas. Reunidos todos en una linda y creativa postura de mesa y lugar donde degustar los platos elaborados con cariño.
Momentos únicos no solo para compartir sino además para desconectarse, relajarse y descansar admirando lo que la primavera nos da. No hay nada más grato como sentarse en una mesa al aire libre en un día de campo, en esas largas, antiguas y envejecidas mesas de madera que se visten con mantel de almidón y son adornadas simplemente con flores silvestres y fuentes de plata, donde comparten varias familias para remontarse al pasado.
Un sinfín de opciones para disfrutar la mesa al aire libre bajo los rayos del sol, mesas para muchos o solo para dos, decoradas bajo un parrón o bajo la sombra de un gran árbol, o mesas bajas que en vez de sillas se usan cojines y que se prestan para una decoración más hippie pero no menos chic.
Captar todos los sentidos, sí, porque de eso se trata, de darle vida a la vida y que mejor que la expresión de cariño, que poner una linda mesa a la intemperie para celebrar …nada en particular, solo la llegada de la primavera. Manteles con dibujos y estampados, vajillas de colores fuertes y llamativos porque la luz radiante permite poder jugar más con los tonos y salir de lo tradicional.
Hacer un picnic sobre el pasto es un must, si sabes que llevar de comer y que no te falten las copas de espumante. Sí, así, como muestran esas imágenes de prados primaverales en los Cotswold de Reino Unido o en esos pequeños pueblitos europeos donde la gente naturalmente se junta en los parques cuando sale sol y se recuestan en mantas para conversar acompañados solo de un vino y quesos.
Ya sea en elegantes terrazas, en el campo en grandes extensiones o sobre el pequeño pasto de tu jardín, un almuerzo de primavera en cualquier tipo de mesa y en cualquier lugar del planeta nos da la sensación de sentirnos libres y significa brindar y pasar un buen momento. La primavera además se asocia a las actividades y deportes al aire libre, nada como gozar almorzando mientras se juega un partido de polo.
Comienza septiembre en nuestra cultura chilena e inmediatamente lo asociamos a fechas de celebración, de fiestas patrias, de feriados con sol, de volver a prender la parrilla y usar la terraza, después del largo invierno y de volver a ponerle color no solo a la ropa sino a la decoración de nuestra mesa, con flores de múltiples colores, servilletas, copas y vajillas con más diseños para darle ese toque primaveral que tanto esperamos.
Sin dudas, la primavera es uno de los momentos más esperados y para muchos la mejor época del año para organizar matrimonios a la luz del día, y que últimamente están muy de moda, donde vemos la creatividad en ubicar en los mesones, jugar con los colores y las decoraciones para cada invitado.
La mesa, ese mueble que nos reúne, sigue siendo el centro del encuentro emocional y humano que nos recuerda vivir en comunidad. Una tradición milenaria de juntar a la familia en sentarse alrededor y entorno a honrar nuestra cultura y estilo propio, con comidas típicas y los ritos a seguir, según la historia, tradición, religión y linaje de cada clan.
En las distintas partes del mundo y en cada hemisferio, la primavera es la misma y cada uno experimenta esa sensación de libertad al disfrutar compartir al aire libre, comidas, almuerzos y tradiciones.
Los nórdicos la disfrutaran más abrigados, ya que los rayos del sol son aun débiles por allá; los centroeuropeos la celebraran acompañados con sus músicas típicas; los japoneses se sentaran en el suelo admirando sus cerezos en flor y en la India celebran la llegada de la primavera con sus fiestas Holi; para nosotros en Chile, es fecha del comienzo de pasarlo bien.