Por. Valentina de Aguirre
La carrera de la interiorista María Santos (@estudiomariasantos) es tan meteórica como inspiradora: tras estudiar derecho (siguiendo la tradición familiar), decidió hacer un giro en 180º y volver a la Universidad para estudiar Arquitectura de interiores, que siempre había sido su pasión. El 2015, recién salida de la Universidad Politécnica de Madrid y después de haber hecho varias prácticas mientras estudiaba, fundó el estudio que lleva su nombre y, en menos de 10 años ha creado más de 150 proyectos y una oficina donde trabajan 10 mujeres.
No solo eso: el 2021 entró a la AD100, también conocida como “la lista más influyente del mundo”, que reconoce a los interioristas más destacados cada año, de la mano de la revista Architectural Digest. Hoy firma proyectos en toda España y en destinos como México, Qatar, Nueva York, Francia y Alemania.
¿Cómo lo ha logrado? A punta de perseverancia y estilo, por supuesto. “A mí me gusta lo clásico, lo que no pasa de moda, lo que envejece bien, lo que he visto en casa de mis padres toda la vida. Yo vuelvo a lo que todo el mundo denosta”, declaró en una entrevista.
El foco del Estudio María Santos está puesto, sobre todo, en las remodelaciones y el rediseño de casas que, tras el paso de la interiorista, cobran nueva vida, siempre respetando su esencia. Lo suyo es el blanco y el negro, siempre combinados con materiales nobles, como madera, piedra, metales, lino y algodón, la clave para lograr esos espacios ligeros y funcionales.
Los detalles arquitectónicos son otra de sus claves: en sus proyectos destacan los techos altos, las molduras intrincadas, los guardapolvos protagonistas. “Conseguimos espacios ligeros con un carácter clásico rejuvenecido”, explica.
Para María la inspiración puede estar en cualquier lugar. “Hay que ir con los ojos muy abiertos, porque cualquier textura, un mueble, un material, incluso un sonido puede inspirar una nueva idea y articular un proyecto. Personalmente me gusta mucho pasear y fijarme en la arquitectura tradicional. Me gusta ver los suelos de las iglesias, los portones de edificios clásicos, el trabajo que se hacía antiguamente con escayolas”, reflexiona en una entrevista.
Y aunque reconoce que el blanco no puede faltar en sus proyectos –de hecho, es muchas veces el punto de partida– no es cualquier blanco. “En cada obra volvemos locos a los pintores por los matices, estudiamos mucho sus miles de vertientes. Es nuestra seña de identidad, nuestro cliente siempre nos lo pide, no se imaginan un plano nuestro en el que el blanco no sea protagonista”, contó en Vanitatis.
Sin dudas una interiorista para seguir (su Instagram es totalmente inspirador) y para tener en el radar.
