Por. Valentina de Aguirre
Últimamente casi todas las tendencias que surgen en decoración tienen un objetivo común: lograr espacios tranquilos, acogedores, donde la calma es la norma y la conexión con la naturaleza es uno de sus fuertes. Por eso esta tendencia no nos sorprende, pero nos encanta cada día más: la llegada de los tonos tierra a la decoración. Y es que después de un largo reinado de los tonos grises, es bueno hacer el switch hacia algo más cálido y acogedor.
Y ojo, que cuando decimos tonos tierra no nos referimos solo al café y sus derivados, aquí entra toda una gama riquísima de tonos muy cercanos a la naturaleza, como el beige, el camel, el arena, el siena tostado y tantos más. Puede ser desde el café más oscuro, casi chocolate, hasta el ocre, ¡todos son bienvenidos!
Algo clave en esta tendencia son las texturas. No hablamos solo de colores planos, sino ojalá con matices: los muebles en terciopelo o lino siempre le dan calidez a los espacios, y si los usamos en estos tonos se logra una onda muy cool, medio setentera a ratos, que es fascinante.
Las maderas claras, que durante años se usaron a destajo, ahora pasan a un segundo plano, dándole mayor protagonismo a las maderas oscuras, algunas con unos tonos medio anaranjados. Aquí nos imaginamos inevitablemente el look de la arquitectura y el interiorismo brasileño: espacios abiertos, conectados con la naturaleza, con tonos crudos y siempre toques de madera oscura, que suman textura y carácter.
Tampoco es necesario rediseñar toda la casa, a veces son los pequeños detalles los que hacen la diferencia. Cambiar los muros blancos-grisáceos por un cálido color arena, retapizar un sofá en terciopelo ocre o sumar algunos cojines de lino en estos tonos, siempre es una buena opción. Por acá, ya estamos pensando cuál será el próximo paso…
