POR. VALENTINA DE AGUIRRE
Juana Letelier estudió arquitectura, pero como ella misma confiesa, supo desde el principio que no iba a ejercerla. “Era la carrera que mejor abrazaba todo lo que me movía: la estética, la materia, las formas y los espacios”, cuenta. Pero lo suyo no era diseñar edificios o casas, sino imaginar experiencias.
Apenas se tituló, partió a Madrid a estudiar Dirección Creativa y Arte Digital. Allá trabajó en Condé Nast, en el área comercial creativa, un lugar que confirmó lo que ya sospechaba. “Todo lo que me apasionaba –la producción, la creación, la experiencia– podía unirse en un solo lenguaje”, dice. Ese descubrimiento fue el mapa para lo que vendría.
La cocina siempre ha sido fundamental en la vida de Juana. En su casa, era el lugar de encuentro. Y luego fue también el corazón de su primer emprendimiento, Fait Maison, con sus clásicas galletas navideñas con palito y una torta de merengue realmente irresistible. “Verla desaparecer de la mesa en segundos se ha vuelto mi pequeño ritual de felicidad”, cuenta Juana.
Instalada en Madrid, Juana se empezó a debatir entre quedarse allá o volver a Chile. En medio de esa incertidumbre creativa, algo empezó a moverse. “Un día empecé a crear propuestas imaginarias para marcas… Ahí entendí que mi mente no paraba: todo lo que me gustaba –una comida, una mesa, una flor– podía convertirse en una experiencia”, recuerda.
La prueba definitiva llegó cuando, en una entrevista, le pidieron desarrollar una propuesta para una marca inesperada. “Les encantó. Ese fue el empujón que necesitaba para creerme el cuento”, dice. De regreso en Chile, armó una presentación, se la mostró a su familia y ahí nació Maison Studio (@maisonstudio_faitmaison), su estudio creativo y, como ella misma lo define, “un proyecto con alma propia”.
Hoy, Maison Studio es un estudio creativo que traduce conceptos en experiencias sensoriales. No es solo producción de eventos, ni solo dirección creativa: es una mezcla profundamente personal de todas las disciplinas en las que Juana se mueve con soltura. “Nos movemos entre el arte, la dirección creativa y la producción, dando forma a ideas que se vuelven espacios, atmósferas y memorias”, explica.
Trabajan desde campañas para marcas hasta lanzamientos, celebraciones o instalaciones. Pero, sobre todo, buscan escapar de lo obvio. “Queremos que cada proyecto tenga una identidad única, coherente y poética. Salirnos de los formatos tradicionales y construir experiencias que despierten los sentidos”. En el trabajo de Maison Studio queda en evidencia desde su pasión por la cocina, hasta su formación como arquitecta: la comida, la luz, el espacio, la música, todo está bien pensado; es simple, pero no evidente. “Nos gusta pensar que lo comercial también puede ser una expresión sensorial, donde el arte, el diseño, el branding y la arquitectura se cruzan”.
TRES CONSEJOS DE JUANA PARA RECIBIR INVITADOS
1.
Entiende qué quieres transmitir: “Toda reunión tiene un hilo invisible, una intención. Si logramos traducir eso en un concepto o una frase, ya tenemos el punto de partida”.
2.
Crea un ambiente en el que te sientas cómodo: “Si algo no nos convence, se nota; la seguridad estética también es parte de la hospitalidad”.
3.
Nunca olvides la luz: “Una vela, una lámpara tenue o un reflejo cálido pueden transformar por completo un espacio. La luz es, al final, el alma de toda experiencia”.
