Por. Valentina de Aguirre
Ver las ilustraciones de la artista y diseñadora británica Sasha Compton es como viajar sin moverse del escritorio. Pero no solo es un viaje a otros destinos, es un viaje a universos coloridos, expresivos y extravagantes. Espacios oníricos, donde el carácter de lo hecho a mano cobra un nuevo sentido y abraza la imperfección.
Criada en North Yorkshire y en la isla de Mull, Escocia, Sasha dice que siempre supo que quería dedicarse a algo creativo. “Creo que ver el trabajo de restauración de mi madre en su estudio siempre fue una gran inspiración para mí”, explica. Estudió en Central St. Martins, donde se especializó en ilustración, y luego en el Chelsea College of Art, donde se licenció en diseño gráfico. Después de trabajar en diversas áreas de la industria creativa por seis años, Sasha se independizó. “Después de cinco años de diseño gráfico, comencé a extrañar el elemento físico de la creación, así que comencé a ilustrar más por mi cuenta”, explica. Fue así como creó su propio estudio. “Desde entonces he estado viviendo mi sueño”.
Hoy, el trabajo de Compton se ha convertido en una marca registrada, con un estilo que ha sido capaz de plasmar en piezas de cerámica y en pantallas de lámparas, en murales y hasta en el “branding” de un matrimonio (sí, ahora ya no se diseñan solo las invitaciones, se puede hacer un proyecto de branding completo).
Dice que una de sus inspiraciones es la naturaleza, y eso se nota en cada una de sus pinceladas. «En el mundo actual existe mucha presión por ser perfecto. Mi trabajo se basa en aceptar las diferencias. Me gusta experimentar con métodos creativos impredecibles, como la impresión en linóleo, los esmaltes cerámicos o las acuarelas. Estos materiales parecen tener vida propia, algo que me encanta. Acepto esas imperfecciones que le dan a una obra de arte su propio carácter, como si cada pieza tuviera su propia personalidad», declaró.
Desde su estudio en Lambeth, en Londres, Sasha crea piezas únicas, dibujadas o pintadas a mano, que celebran la creatividad y la artesanía y que buscan llevar alegría a la vida de las personas. También ha hecho varias colaboraciones interesantes, con grandes como Martin Brudnizki Design Studio y Fabergé.
Además de su clara inspiración en la naturaleza, para Sasha también es importante la conexión que se da entre lo antiguo y lo nuevo, combinando temas clásicos con formas contemporáneas. Siempre le ha gustado la arquitectura y, mientras recorría Italia, descubrió su interés por el arte renacentista, que de una u otra forma se puede ver en sus obras. “Quiero que la gente sienta lo divertido que es hacer arte, a través de mi uso audaz del color y de trazos esquemáticos e ilustrativos. Nunca es un día aburrido; me encantan los desafíos que me plantea mi trabajo”.